Ni encuestas a modo, ni discursos maquillados han podido ocultar lo que ya es evidente para miles de potosinos: la gestión de Enrique Galindo al frente de la capital está reprobada.

El alcalde fue ubicado en el lugar 27 del ranking nacional de desempeño de alcaldes de grandes ciudades, elaborado por Campaign & Elections Research, con una aprobación de apenas 51 por ciento. Este número lo coloca por debajo de ediles que gobiernan municipios con menor presupuesto, menos visibilidad y más resultados.

Este dato desmonta la narrativa oficial impulsada desde el Ayuntamiento, donde se han difundido encuestas costeadas con recursos públicos que intentan sostener una imagen de buen gobierno. Pero los hechos pesan más: crisis de agua potable sin solución, obras mal ejecutadas, inseguridad creciente y opacidad en el uso de recursos.

A pesar de los constantes señalamientos de la ciudadanía, Galindo ha optado por minimizar las denuncias e incluso culpar a los propios vecinos por problemas como el deterioro de calles. Mientras tanto, los robos, asaltos y fallas en los servicios públicos aumentan a plena luz del día.

En contraste, municipios cercanos han mostrado avances en infraestructura, seguridad y atención ciudadana, mientras la capital parece estancada en la ineficiencia y el discurso vacío.

El lugar 27 no es solo una estadística: es el reflejo de un hartazgo creciente y de una administración más preocupada por la imagen que por los resultados. La realidad, como siempre, termina por aplastar la propaganda.